viernes, 5 de abril de 2013

La Septima Ola - Tercera Parte



…La cabecera de la NGS presentaba una noticia de última hora en la que se podían ver imágenes del magnificente recibimiento que La Unión había preparado en la plataforma de lanzamiento de Downtown City. De unas grandes naves descendían los que durante años fueron habitantes de Tierra Viva: unos salvajes que recibían el popular nombre de “los hermanos lejanos”. Eran seres humanos pero con unas formas muy estilizadas, tanto que incluso por televisión podían verse a los soldados desfilando con el entrecejo recelosamente fruncido. Mientras, en la tribuna, el presidente comentaba en privado para algunos micrófonos: “Estos hombres vivían en un estado primitivo y gracias al esfuerzo y sacrificio de muchos hombres buenos hemos conseguido salvarlos. Es el mayor despliegue de recursos de nuestra generación. Deberíamos estar orgullosos de la Unión. Bienvenidos. Bienvenidos a vuestra nueva casa.” El comensal de la tribuna aplaudía al desfile y a los recién llegados mientras la cabecera se desvanecía lentamente…

NGS

- ¡Ya lo han visto damas y caballeros de la Unión! En exclusiva para Meridiano Cero, la noticia  más boom del momento. Too bad si no ha llegado a tiempo para verlo porque me dicen por el pinganillo que su vecina si lo ha hecho. ¡Juas! – Pero dont worry, tenemos un invitado de lo más  amazing que les pondrá al día sobre el tema. ¡Cool!  Démosle la bienvenida a nuestro nuevo amiguito con un fuerte abrazo. - Bill Billet se levantó efusivamente de su sillón rojo para abrazar a un hombre realmente curioso que hacia su entrada en el escenario. Se parecía a uno de los tantos que habían bajado hace un momento de las naves. Su piel y su vello corporal era de un color negro intenso, casi eléctrico. Sus dientes y sus ojos tenían un color blanco puro y su estilizada figura media casi dos metros. Era difícil distinguir donde había hueso y donde músculo debido a la voluptuosidad de todos ellos. El abrazo parecía incomodarle, pero resistió el envite lo mejor posible. – Bienvenidos a La Unión. ¡Aloha! – Los labios de Bill Billet  no paraban de sonreír mientras ambos tomaban asiento. – Bueno bueno bueno, por qué no empiezas diciéndonos cómo te llamas para que La Unión sepa quién eres? – dijo Bill señalando la cámara principal con la palma de su mano.

- Ho… hola. Hola a todos. Mi nombre es Rupert. Eh… -

- ¡Hello Rupert! – Dijo Bill elevando el tono de voz. – Rupert viene ni más ni menos que de Tierra Viva. Wow! ¿Que tal el viaje, Rupert? Eres muy grande… –

- Bien… bien gracias. –

- Rupert cuéntanos, lo habéis tenido que pasar fatal todo este tiempo allí tan solos. ¿Cómo os relajabais? ¿Veíais Meridiano Cero a la hora de cenar? – Bill miraba a Rupert con cara angelical dando la respuesta por sentada-.

- No, eh… en Tierra Viva no… no teníamos televisión.- El público dejó escapar un murmullo de asombro. Bill siguió el juego abriendo exageradamente la boca y los ojos.

- ¿¿¿Whaaaaat??? Unbelievable ¿verdad que si? – Bill se dirigía a cámara constantemente – Que retro. Es como viajar en el tiempo. Como un cuento. Dinos más cosas Rupert. Algún secreto. Háblanos de Tierra Viva… –

-  Bueno… - A Rupert no le salían las palabras con facilidad. – Hace ya mucho tiempo que yo y mi pueblo estamos en Tierra Viva. Allí… en lo más profundo. Allí nací yo. Y mi padre. Y el padre de mi padre... Siempre hemos vivido allí, protegidos. Esa tierra es lo único que conocemos. Es un lugar peligroso pero es nuestra casa. De sus árboles comemos, de sus ríos bebemos. Un sitio… maravilloso. -

- Uy uy uy… Peligroso… Eso es muy excitante, Rupert. ¿Qué clase de peligros hay allí? -

- La Tierra… sus animales… por su forma de ser, o cuando algo les incomoda… se sienten atacados y reaccionan mal.-

- Entiendo Rubert, oki doki. Vosotros habéis vivido el conflicto más intensamente que nuestros televidentes. La Tierra se enfada y upsssss… sayonara baby.

- Algo así… Si… Estábamos de expedición buscando alimentos. Había sido un viaje difícil y queríamos volver a casa. Fue entonces cuando encontramos… algo. Algo que hacía mucho ruido, que volaba, que rompía los arboles. Nos asustamos. Quería hacernos daño. Entonces los… soldados de La Unión aparecieron. Nos… nos rescataron. Les dijimos que había más de los nuestros en otra parte de Tierra Viva y los soldados se ofrecieron a ayudarnos. Fue entonces cuando los enfrentamientos... se hicieron más intensos… más frecuentes…

- Esa criatura tan macabra, tan horrible… tan seductora… Debió ser muy duro para vosotros, Rupert. -

- Una guerra es algo… indescriptible. Pero esta vez… eran las mismas criaturas, la propia tierra la que nos atacaba. Aquello… tenía que ser controlado de alguna forma. Yo no paraba de preguntarme “¿qué le pasará a mi gente?”- Los ojos de Rupert se abrían y cerraban como controlando las emociones. -

- Algunos hombres locos dirían que ya no hay vuelta atrás. Que Tierra Viva ya no es lo que creíamos. Que nos odia. – Bill tocaba el brazo de Rupert como consolándole. Rupert comenzó a llorar desconsoladamente.

- Ya… ya no… Tierra Viva no… -

- Ohhh… lo sé amigo. Pero ahora tenéis una nueva casa y un gran futuro por delante. – Bill puso toda la carne en el asador para el clímax del programa.- Ese bicho gigante ya está para el museo. Tierra Viva ya no os molestará más. ¡Ciao, ciao! – Bill se dirigió ahora a la cámara principal, sediento de protagonismo. - ¿No es así hermanos? Porque ahora somos todos hermanos. !!Yupiii!! Un problema convertido es una solución. - Bill bajó el tono de voz como si le estuviera hablando a un niño. – Ya ya… vamos Rupert, oh… anímate… Tenemos que recibir a nuestro siguiente invitado. ¿Sabes que trabaja ni más ni menos que para los Laboratorios Phrma? Nos va a hablar de un producto revolucionario: El reconstituyente “Gente Viva”. Pero me dicen por el pinganillo que todo eso será después de la pausa… No se vayan. ¡Hasta pronto Unión! –

En ese mismo momento, a muchos kilómetros de allí, cerca de la costa de Norte de Tierra Viva, columnas de humo de varios colores llenaban el cielo y el horizonte. Bajo el incienso de productos químicos se encontraban los restos de una de las bases de Laboratorios Phrma reducidos a cenizas y escombros. En el interior, unas metalicas y brillantes formas sobresalen la maleza, desafiantes. Arriba en el cielo, en la cubierta de la Nave Nodriza Fuerza 1 del 1er Batallón de Asalto de las Fuerzas de la Unión, dos figuras importantes observaban el panorama: el General Llujmeh y Teniente-Coronel Svekinski. De fondo, una vista espectacular de la playa. Habían venido a ver el terreno personalmente. El Teniente-Coronel había usado toda su carisma para convencer al General pero a pesar de sus intentos no era capaz de reducir su euforia:

- ¿Cree que es seguro atacar de frente a esos mutantes, Señor? Ya ha visto de lo que son capaces. -

- Tengo ojos en la cara Teniente, gracias. Este será el mayor despliegue de tropas que vamos a vivir. Un sueño hecho realidad. Ya verás qué ejemplares para el salón.- Por la cubierta entró el Teniente Zuk con una llamada del presidente para el General. - Si, si. En seguida Señor Presidente. – El General Llujmeh colgó el teléfono y esperó a que el Teniente Zuk volviera a su puesto para dirigirse en tono solemne a su mano derecha. - Teniente Coronel Svekinski, avise a las tropas que comienza la “Operación Séptima Ola”. En breve recibirán las órdenes pertinentes. –

El Teniente-Coronel acató la orden recibida y desapareció por el puente de mando con un mal presentimiento en su cabeza. Un presentimiento que le helaba la sangre.

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