viernes, 8 de marzo de 2013

La Venganza De Un Buen Hombre - Tercera Parte

- ¿Y bien? – Esta vez el silencio en la otra línea fue más corto.

- No lo hagas John. – La sensación de pesimismo seguía inundando sus palabras.

- No me escuches si no quieres. Ya está ocurriendo.

- ¿Y luego qué? La prensa se encargará de poneros como un puñado de locos sin escrúpulos. Seréis noticia durante unos días y después seréis historia. La gente se olvidará de vosotros. Pero yo no, ¡ostia! – la garganta de Ronnie era como un megáfono que se escuchaba por toda la manzana. – A mí esto no se me olvidara en la puta vida. ¡Joder John, tú no eres así! Dile a Adam quien eres. Dile lo de tus estudios. Lo de tus becas. No eres un hombre violento. ¡¡Adam!! ¡¡Adam!! ¿¿Me escuchas??

- Me aburres, Ronnie. – Como siempre la barrera emocional de John heló la conversación.- Poned el video. Tenéis cinco minutos o alguien morirá aquí dentro.

Ronnie tenía algo de razón, eso era evidente. John había pasado muchos años de su vida estudiando los libros de veterinaria de su padre en una pequeña granja de San Bernardino. No paró de estudiar hasta que le ofrecieron una beca del condado y un equipo de trabajo en un laboratorio de un centro ganadero de las afueras. Algunos de sus compañeros de trabajo vivían con sus familias en los centros residenciales. Ronnie era sobrino de uno de ellos e iba allí por orden de su padre, el capitán Richard Berman. Pasaba las vacaciones ayudando a su tío en lo que podía a cambio de muy poco dinero. Cuando creció y reunió el suficiente valor para enfrentarse a su padre se trasladó a la gran ciudad, convirtiéndose en el brillante policía que es hoy.

- ¡¡Me cago en mi padre Alex!! ¿Me quieres pasar ya ese informe?- Habían pasado tres minutos pero Ronnie quería estar seguro antes de volver a coger el auricular. No había tiempo para leer nada así que se centro en las imágenes de los radares infrarrojos. Aquello estaba atestado de gente. Los importantes en el suelo o amordazado. Los moribundos en pie o en posición de combate. Pero hay algo más. Algo que Ronnie no terminaba de asumir. – ¿Qué mierda son esas cosas, Alex?

- Según el informe son perros, señor. Y de los grandes.

Aquello no tenía puto sentido. ¿Ese era su plan B? ¿Qué unos perros le hagan el trabajo sucio? Las bombas lacrimógenas previas al ataque los dejarían fuera de lugar. Entonces, ¿Qué hacían allí?

- Me informan de centralita que el equipo de asalto está listo señor. Solicitan respuesta inmediata de la situación.

“Un poco más de tiempo, joder.”- Pensaba para sus adentros. El cerebro le iba a estallar de tanta presión. Agotado y carcomido por la ansiedad cogió el teléfono, dispuesto a darse por vencido. – “¡No! Aun queda un minuto.”- Pulsó el botón de rellamada y cuando descolgaron en la otra línea dijo la última palabra que le quedaba en la recamara.

- Riverside.

Ni una mofa, ni un insulto, ni una orden. El silencio era lo mejor que le podía pasar en estos momentos. – Riverside. La granja con el laboratorio. ¿Donde si no ibas a entrenar a tanto perro? – La angustia apenas le dejaba respirar.

- Te queda menos de un minuto, chaval.

Había algo nuevo en su tono. Podía sentirlo. Era su oportunidad. – El padre Ferris dijo que estabas reclutando un ejército. Esa es la clave, ¿no? Los perros no están ahí para cubriros las espaldas. Los perros son parte del ejército. ¡Ellos también están enfermos! Tengo razón. Sé que la tengo. Que pasó en Riverside John? El centro cerró porque tus investigaciones fracasaron. Los dejaste sin fondos ¿Y luego qué? ¿La compraste con un falso nombre para seguir con tus juegos? ¿Qué es lo que no me estas contando John? -

- Cállate. Es mejor que no lo sepas.

Seco, duro, pesado. Tanta frialdad era ya el colmo. No la soportaba. – ¿Qué nos ocultas John? ¡Dímelo antes de que sea tarde! – Si la diplomacia no le hacía hablar quizás la rabia le fuese de más provecho. No se equivocó.

- De acuerdo Ronnie. ¿Qué es lo que quieres saber? – a pesar de lo delicado del momento era admirable cómo conseguía mantener la compostura - ¿Que nos ofrecieron contratos millonarios por utilizar nuestros animales como cobayas para un supuesto fármaco revolucionario? ¿Que tuve que soportar amenazas y sabotajes porque nos negamos a utilizarlo? Tú no sabes el dolor y la agonía que se sufre cuando engordas a los animales con esa mierda. Yo si lo sé. Más de lo que te puedes imaginar. Y si, le pedí a un pariente lejano que me ayudara a recomprar el centro. ¿Y sabes que descubrí? Escucha bien que esto te interesa. ¿Sabes lo que nos hicieron esos hijos de puta? Todo ese equipo tan maravilloso que nos ofrecieron, esos hogares tan acogedores… ¡Puta basura! Lo compraron todo en países donde no les importa una mierda el cáncer. ¿Sabes por qué fracasó el proyecto? ¿Lo sabes? Por el agua joder. No había un solo depósito en el centro que no estuviera fabricado con ese material de mierda que envenenó y mató a mis animales uno por uno. Incluso los del agua potable era nocivos. Pensar que la purificábamos solo para ponerla en un sitio que era aun peor. De esa agua bebimos todos, incluido tú, ¡jodido imbécil! – Tras un momento de pausa recuperó el tono frio y distante del comienzo de la negociación. - Crees que estás a salvo, que esto nunca te va a pasar a ti. Pero estás equivocado. Esa agua mató a los animales, me matará a mí y tú serás el siguiente. Puede que no hoy, ni mañana. Pero yo que tú me iba buscando un buen médico.

Era más de lo que Ronnie podía soportar. Mientras el mundo se le caía encima sentía como las fuerzas le abandonaban. Cerró los ojos un instante y dejo caer el auricular lentamente hasta tocar el suelo una vez, y otra. John volvió a hablar, sin que esta vez nadie pudiera oírle.

- Han pasado cinco minutos, Ronnie. - Y colgó.

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